Un cine que nadie ve, pero todos conocen…

Hay quien dice que en el cine, lo importante no es que hablen bien o mal de ti, sino que hablen; y que, al fin y al cabo, ninguna publicidad es mala. Esta es una visión algo rastrera de la industria cinematográfica, como si lo único que importara fuera la fama por la fama; pero la taquilla manda, eso es indiscutible, y las grandes producciones de cine necesitan de ella si quieren seguir manteniendo el nivel… aunque ese nivel no sea el más elevado en muchos casos.

Hay ciertos géneros que en el cine, seamos sinceros, no dan tanto dinero como sus creadores quisieran; debe ser por eso que se inventó el cine alternativo, o el cine de autor. Parece que nadie espera que estas películas tengan un gran número de espectadores, sino más bien la calidad de estos, como si a los que no gustaran estas pelis fueran unos auténticos ceporros en cuestiones de cine. Así que tiene fama de tener un público exquisito, lleno de intelectuales que se fijan en la edición, los planos, los diálogos intelectuales o las imágenes impactantes… vamos, que aunque la peli sea un bodrio, no hay que decirlo, a riesgo de parecer un ignorante.

Algo así pasa con las películas porno, también; solo que, en esta ocasión, es totalmente al contrario. Es idea general que todo aquel que ve pornografía online, o visita cualquier web de adultos para usar cualquiera de sus servicios, es un paleto además de estar muy cerca de ser un degenerado. Y, por supuesto, que no tiene ninguna cultura artística, porque oye, ¿acaso se puede considerar el cine porno una obra de arte? No hay duda de que la pornografía es el género cinematográfico maldito, aquel que se lleva las peores críticas, cuyos actores y actrices xxx se consideran algo así como unos apestados, y que arrastra a sus espectadores al ostracismo de los demás cinéfilos… Pero, a pesar de todo, ¿sabes qué? Que es el género que más beneficios ofrece, el que crea más empleos, genera más publico y el que ha permanecido durante más tiempo en el top de los más vistos.

Bien, no hay duda de que este tipo de cine es para gente adulta, para mayores de 18 años e incluso hasta para los de 21. ¿Pero qué hizo entonces la industria cinematográfica? Pues inventó el cine erótico: más light, más sutil, pero casi con el mismo morbo y la misma función. Ah, porque de este género sí que se puede uno declarar seguidor y fanático, y encontrar simpatía en ello, y con suerte más fanáticos alrededor sin mucho esfuerzo. Pero, claro está, por alguna razón, no existe la industria del cine erótico, ni directores, productores o actores que lo elijan sobre otros géneros, ni especializados en él. Con suerte, grandes nombres del cine convencional se atreven de vez en cuando con una película de corte erótico, quizá para un cambio en sus carreras o, como señalábamos más arriba, volver a estar en el candelero gracias a la publicidad. Sin embargo, en los últimos años este tipo de cine ha dado un salto cuantitativo, y también cualitativo, por qué no decirlo; aunque no todos los títulos pasen la censura, cosa que no hace más que aumentar su popularidad, el público accede a estas películas sin importar el cómo.

Definitivamente, deberíamos decir que no todo vale en el cine, aunque sea la mayor fábrica de sueños, y se haya convertido en el llamado Séptimo Arte. Pero en el caso de que todo nos valiera, estaría bien darle a cada uno lo suyo, porque por mucho que pese a cierta audiencia rancia y puritana, el erotismo, el sexo y el porno son una fuente de inspiración para los cinematógrafos. Y como quiera que sea, el público lo agradece.

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